Siempre digo que no odio. Y es que el odio es un sentimiento muy fuerte que no soy capaz de experimentar por miedo a que se apodere de mí y finalmente darme cuenta de lo que verdaderamente es. La verdad es que tampoco sé si soy tan valiente como para aguantar las consecuencias que pueda traer esto.
En definitiva, esta no es mi semana. Me entero de cosas una "cierta forma", recibo malas noticias respecto a lo que planeo como futuro, me molesto con gente (que por cierto son primordiales en mi vida) sobre cosas que son directamente mi culpa.
Siempre critico cuando alguien no acepta las disculpas de alguien. Soy enemiga del resentimiento y me proclamo como persona NO-RENCOROSA. Pues ahora me doy cuenta que si bien no guardo rencores eternos, los guardo durante un tiempo (no sé si prudente) y ¡es que soy humana pues!
¿Por qué será que cuándo uno está con la cabeza caliente no ve las cosas con claridad? No solo ahora, sino cada vez que ando con esas calenturas (por cólera o por otros motivos más carnales) suelo tener conductas más agresivas y luego termino como el perro arrepentido: así es, con el rabo entre las piernas y el hocico partido.
Sea como sea, una disculpa es una disculpa e implica que la persona que ha cometido la falta se trague su orgullo y se acerque a la "víctima" a reconocer lo que hizo. ¿Es bastante, no? Casi humillarte para luego ser rechazado es bastante.
Así como reconozco que soy una persona no-rencorosa, también admito que soy recontra mega-archi-super-duper-pasional y reacciono según la circunstancia y según cómo me siento en el momento (lo que, por cierto, digo no como disculpa, pero sí como debilidad).
Aunque sé que las personas implicadas en el hecho que me mueve a escrbir ahora estas líneas ya ni lean esto, lo hago como forma de autonfesión y "autoremedio" a lo que pueda sentir en este momento que es más una mixtura de cosas que no sé bien cómo describir. Definitivamente no es bonito y más bien me provoca seguir llorando...
Pero quiero que quede claro:
En definitiva, esta no es mi semana. Me entero de cosas una "cierta forma", recibo malas noticias respecto a lo que planeo como futuro, me molesto con gente (que por cierto son primordiales en mi vida) sobre cosas que son directamente mi culpa.
Siempre critico cuando alguien no acepta las disculpas de alguien. Soy enemiga del resentimiento y me proclamo como persona NO-RENCOROSA. Pues ahora me doy cuenta que si bien no guardo rencores eternos, los guardo durante un tiempo (no sé si prudente) y ¡es que soy humana pues!
¿Por qué será que cuándo uno está con la cabeza caliente no ve las cosas con claridad? No solo ahora, sino cada vez que ando con esas calenturas (por cólera o por otros motivos más carnales) suelo tener conductas más agresivas y luego termino como el perro arrepentido: así es, con el rabo entre las piernas y el hocico partido.
Sea como sea, una disculpa es una disculpa e implica que la persona que ha cometido la falta se trague su orgullo y se acerque a la "víctima" a reconocer lo que hizo. ¿Es bastante, no? Casi humillarte para luego ser rechazado es bastante.
Así como reconozco que soy una persona no-rencorosa, también admito que soy recontra mega-archi-super-duper-pasional y reacciono según la circunstancia y según cómo me siento en el momento (lo que, por cierto, digo no como disculpa, pero sí como debilidad).
Aunque sé que las personas implicadas en el hecho que me mueve a escrbir ahora estas líneas ya ni lean esto, lo hago como forma de autonfesión y "autoremedio" a lo que pueda sentir en este momento que es más una mixtura de cosas que no sé bien cómo describir. Definitivamente no es bonito y más bien me provoca seguir llorando...
Pero quiero que quede claro:
- No estoy resentida con nadie.
- Estoy casi triste y dolida.
- La culpa es mía y nada más que mía.
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