El problema de cuando uno idealiza las cosas es que cuando no resultan ser como uno las imagina, todo se torna en una decepción mayúscula. Como muestra un botón: mi llegada a Rio de Janeiro fue DEMASIADO accidentada. Para ser sincera, el aeropuerto deja un poco "mucho" que desear. ¿O será que el Jorge Chávez está tan cambiado, moderno y paja que me sorprendió lo tercermundista del Galeão? Saliendo de ahí, un calor afixiante y no terminaron los 5 minutos para que comenzara a sudar como cerdito.
La búsqueda de un lugar al que pueda llamar casa por un periodo más o menos largo (según como consideren 5 años) y sin tener intermediarios en la ciudad en la que ahora vivo fue un problema que tuve que ver cómo arreglar. Apenas supe la noticia de que me iría a Rio de Janeiro, comencé a averiguar sobre sites "confiables" y casi con miedo fui viendo y marcando los posibles lugares dónde vivir. Encontré uno que me llamó la atención porque ahí vivían chicas que iban a la misma universidad que yo. Hice "click" donde el pata encargado, que hace medicina en la misma UERJ, y llegamos a un acuerdo. Cuando pedí fotos del cuarto dijo que no tenía, pero como me lo pintó...le creí (algo muy digno de mí, ¿no?).
Tengo que aclarar que siempre busqué un cuarto para mí sola. Jamás he compartido cuarto con nadie, ni con mi hermana. Y ya que me demoré en tomar la decisión y que la opciones se reducían, decidí tomar el cuarto compartido. Mi llegada creo que no fue sorpresiva para aquellas que vivían ahí ya, pero mi "habitación" compartida sí fue una decepción total. Para comenzar no compartiría el cuarto con una más sino con dos porque la tercera que dormía en el cuarto ya se regresaba a su ciudad porque entraba de vacaciones, sino hubieran sido 4 las personas que dormirían en ese cuarto (por cierto mucho más chico que el mío en Lima).
No es que sea una comodona, pero fui a Rio con casi toda mi mudanza o al menos con aquello que me hiciera sentir cómoda y pudiera armar mi espacio. Un mierda la verdad el cuarto ese, felizmente no fui confiada al 100% y tenía mi plan B. El primer día lo soporté porque lo pasé fuera casa yendo a Copacabana. La verdad la playa no me sorprendió. No era algo que jamás hubiera visto. De todos modos, la disfruté y como que me hizo dejar a un lado el hecho de que el lugar donde me quedaría un mes era una caca absoluta.
Al día siguiente...no. A la noche que regresé a la casa, contacté a mi plan B: Maru, una paraguaya que ofrecía un cuarto cerca de la universidad también y que por cosas de la vida me escribió cuando ya había hecho la transferencia de dinero al boludo que me recibió. Como sea, quedamos en encontrarnos, hablamos y me simpatizó. Entonces decidí que me mudaba en el acto, el único inconveniente era que una brasileña había tomado el cuarto más grande unos días antes y solo quedaba uno pequeñito con bañito incorporado. Lo vi. No me molestó su minúsculo tamaño. Al final, sería mi espacio y eso era lo que más llamaba mi atención.
Camino a casa pensaba en la suerte que tenía de haberme topado con esta chica tan simpática y amable. No sé que hubiera hecho si me hubiera quedado una semana en el cuarto pequeño con dos personas más. La verdad, creo que hubiera estallado en llanto y hubiera pedido volver de una vez a Lima. No voy a negar que la frustración me hizo desear eso el primer y segundo día (antes de conseguir lo que ahora es mi cuarto). Una autocachetada me hizo reaccionar. Ni cagando una tontería así, una piedrita, me iría a detener en algo que quiero desde hace mucho.
Llevo una semana en esta ciudad que es calurosa y sudadamente grande y creo que me voy acostumbrando, aunque ella todavía no se acostumbra a mí. Es cuestión de tiempo, lo sé. Por lo pronto voy haciendo cuentas para disfrutar del Carvanal na Cidade Maravilhosa de una forma mesurada (aunque no lo crean u_u).
La búsqueda de un lugar al que pueda llamar casa por un periodo más o menos largo (según como consideren 5 años) y sin tener intermediarios en la ciudad en la que ahora vivo fue un problema que tuve que ver cómo arreglar. Apenas supe la noticia de que me iría a Rio de Janeiro, comencé a averiguar sobre sites "confiables" y casi con miedo fui viendo y marcando los posibles lugares dónde vivir. Encontré uno que me llamó la atención porque ahí vivían chicas que iban a la misma universidad que yo. Hice "click" donde el pata encargado, que hace medicina en la misma UERJ, y llegamos a un acuerdo. Cuando pedí fotos del cuarto dijo que no tenía, pero como me lo pintó...le creí (algo muy digno de mí, ¿no?).
Tengo que aclarar que siempre busqué un cuarto para mí sola. Jamás he compartido cuarto con nadie, ni con mi hermana. Y ya que me demoré en tomar la decisión y que la opciones se reducían, decidí tomar el cuarto compartido. Mi llegada creo que no fue sorpresiva para aquellas que vivían ahí ya, pero mi "habitación" compartida sí fue una decepción total. Para comenzar no compartiría el cuarto con una más sino con dos porque la tercera que dormía en el cuarto ya se regresaba a su ciudad porque entraba de vacaciones, sino hubieran sido 4 las personas que dormirían en ese cuarto (por cierto mucho más chico que el mío en Lima).
No es que sea una comodona, pero fui a Rio con casi toda mi mudanza o al menos con aquello que me hiciera sentir cómoda y pudiera armar mi espacio. Un mierda la verdad el cuarto ese, felizmente no fui confiada al 100% y tenía mi plan B. El primer día lo soporté porque lo pasé fuera casa yendo a Copacabana. La verdad la playa no me sorprendió. No era algo que jamás hubiera visto. De todos modos, la disfruté y como que me hizo dejar a un lado el hecho de que el lugar donde me quedaría un mes era una caca absoluta.
Al día siguiente...no. A la noche que regresé a la casa, contacté a mi plan B: Maru, una paraguaya que ofrecía un cuarto cerca de la universidad también y que por cosas de la vida me escribió cuando ya había hecho la transferencia de dinero al boludo que me recibió. Como sea, quedamos en encontrarnos, hablamos y me simpatizó. Entonces decidí que me mudaba en el acto, el único inconveniente era que una brasileña había tomado el cuarto más grande unos días antes y solo quedaba uno pequeñito con bañito incorporado. Lo vi. No me molestó su minúsculo tamaño. Al final, sería mi espacio y eso era lo que más llamaba mi atención.
Camino a casa pensaba en la suerte que tenía de haberme topado con esta chica tan simpática y amable. No sé que hubiera hecho si me hubiera quedado una semana en el cuarto pequeño con dos personas más. La verdad, creo que hubiera estallado en llanto y hubiera pedido volver de una vez a Lima. No voy a negar que la frustración me hizo desear eso el primer y segundo día (antes de conseguir lo que ahora es mi cuarto). Una autocachetada me hizo reaccionar. Ni cagando una tontería así, una piedrita, me iría a detener en algo que quiero desde hace mucho.
Llevo una semana en esta ciudad que es calurosa y sudadamente grande y creo que me voy acostumbrando, aunque ella todavía no se acostumbra a mí. Es cuestión de tiempo, lo sé. Por lo pronto voy haciendo cuentas para disfrutar del Carvanal na Cidade Maravilhosa de una forma mesurada (aunque no lo crean u_u).