11 julio 2008

Julio cantor

Estos días han sido más fáciles, aunque con pequeñas complicaciones. Más por las actividades extra académicas y porque aún sigo desordenada. Igual, nada me impide hacer dos de las cosas que más me gustan: dormir y cantar.

Dormir largo y tendido es rico, me encanta y aunque muchas veces pierda todo un día porque ando recuperando fuerzas entre amanecida y amanecida, no me arrepiento y duermo todo lo que quiero. No es que sea una holgazana, aunque muchas veces podrían taggearme con ese calificativo, pero sí disfruto mucho mis horas de sueño. Cuando no son interrumpidas por obligaciones suelen ser hasta de 10 y 12 hras. Muchos no estarán de acuerdo en que me pase la vida durmiendo. Francamente, como muchas veces digo, me vale un comino. Yo hago lo que quiero.

Los otro es Cantar. Cantar es algo que una vez de chiquita sentí que me 'prohibieron' hacer. Y no es que me hayan dicho: "Chabe, no puedes seguir cantando", sino fue algo que me dijo alguien que ya no está conmigo, pero siempre lo tengo mente y lo extraño horrores. Me dijo: "Voz de cuervo, deja de cantar".

Ahora que lo leo me da risa, pero cuando uno tiene cinco años de hecho que te intimida, ¿no?. Recuerdo que me dio mucha vergüenza en ese momento, pero igual seguí cantantdo. Menos que antes y en voz baja para no molestar.

Nunca fui muy pretenciosa y cuando estaba en el colegio comenzaron a hacer pruebas para el coro a las cuales no me presenté porque aún tenía la idea de 'la voz de cuervo', eso hasta 5to de primaria cuando OBLIGARON a todo el salón a cantar y nos clasificaron por voces. Para mi sorpresa no se rieron de mí, aunque con vergüenza canté bajito. Comencé a agarrar confianza y ya cantaba más alto e incluso entré al coro al que antes no había querido audicionar.

Luego, en el otro colegio, ya más grande pero con las inseguridades de la adolescencia, ni quise hacer el intento porque mi cabeza andaba en otra parte tratando de nivelarse en lo que era inglés y computación. Cursos en los que el otro colegio había sido mezquino y que ahora tenía que nivelarme con las demás.

Y así pasaron los días hasta que una vez, para una tarea de literatura creo, teníamos que hacer una canción. No conocía bien a las que eran de mi grupo, y no sé como canté un pedacito de la tonada y me salió bien supongo porque me parece recordar una reacción de sorpresa. Aunque fácil era porque por esos días, a diferencia de ahora, yo era más callada y tímida. Era lógico, era la nueva del colegio y aunque no era desconocida o antisocial en mi anterior colegio, es un hecho que pasar a un grupo tan grande donde TODAS se conocen desde chiquitas, hacían que fuera más reservada y tímida. En fin, cosas del Orinoco...o más bien cosas mías.

El hecho es que cantaba en secreto y así hasta cuando comencé a ir al coro de la iglesia por iniciativa de una amiga que ahora que lo recuerdo no cantaba ni michi. Así es, cantaba en la iglesia y es curioso porque varias cosas comenzaron a raíz de eso. Mi primer enamorado (ojo, no fue mi primer amor) lo conocí ahí y también cantaba, aunque ahora recuerdo que zucumbió al mundillo chollywoodense y creo que terminó siendo en alguna oportunidad un chicherito de paso sin fama ni gloria.

Recuerdo que en una oportunidad, en el cole de un profesor muy querido y gracias al que conocí a una de las personas más importantes para mí aunque no sea recíproco, me hizo probar el nuevo equipo que había adquirido este colegio para hacer sus grabaciones. Y bueno pues, canté una estrofa casi completa. Me felicitaron los que estaban ahí. Parece que lo hice bien, pero no terminé de cantarla porque me daba roche. Los fantasmas de 'la voz de cuervo' creo.

Para mí es un calvario estar afónica porque no puedo hacer lo que me gusta. Cantar para alegrarme, para desestresarme. Creo que consumo un kilo de limones cuándo estoy sin voz e intento que regrese por milagro, que por cierto no sucede. Sé que el hecho de fumar también me hace daño y eventualmente me impedirá hacer algo que me gusta harto, pero ya estoy tratando de deshacerme de ese vicio. Y aunque me digan que canto mal, ahora con más seguridad y sin fantasmas, lo seguiré haciendo.
No soy una pro, ni intento serlo. Sólo canto lo que me gusta.

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