22 julio 2008

La desganalidad


Es algo que, para mí, se vive casi siempre por estos días. Será que el desgano es mi realidad en estas épocas y se vuelve en la desganalidad.

Todo comienza a pesar. El levantarme temprano, el acostarme a una hora, el hecho de ir hasta mi facultad, el tener que estudiar para mis finales, el hecho de tener que pensar...en dos palabras: ABSOLUTAMENTE TODO.

Desde que Will llegó a mi vida (para los que no saben, asi llamo a mi Lap), todo ha sido más sedentario que nunca. Y es que se podría decir que es una extensión de mi descuidado cuerpo. Me estoy volviendo en una bolita que anda metida en su habitación y no sale más que para comer, bañarse o ir a su facultad (cosa que no es regular en este primer semestre).

No sé, con certeza, qué es lo que me cansa tanto. No he hecho mucho en estos meses. Ha sido el ciclo más pasivo de todos los que he vivido en mi universidad, pero no por eso el más fácil. Ha sido todo un retome a mis antiguas costumbres estudiantiles. No estudiaba tanto desde mi época pre-universitaria, época en la cual vivía en las bibilotecas de turno. Hoy por hoy, es un milagro si me asomo a la biblioteca de mi San Fernando.

Este desgano o cansancio espero termine pronto porque tengo demasiadas responsabilidades y compromisos que cumplir con muchas personas y no pienso echarme para atrás con el cometido que tengo. Este año me he propuesto algo que voy a cumplir y espero reenergizarme pronto, pronto. Incluso encontrar una inspiración o buscar alguna "patoaventura" para escribirla de la manera que solía antes.

El fin de semana pensé sería algo mejor, claro que no me quejo porque me alcoholicé lo que quise y no gasté mucho de mi ajustado presupuesto (nada más perdí 20 lucas), pero creo que los bríos de la juventud cada vez me dejan más descaradamente. El cuerpo ya no aguanta y al día siguiente tenía una resaca de la pitimitri que encima no me dejaba dormir y me levantó a las 9am. Verdaderamente terrible no poder dormir para recuperarte. En fin, ya pasó y espero que en dos días (así es, me pongo un límite puntual), esta deganalidad sea más del pasado, ¿no?

Algo que me alienta para llegar al sábado es lo que haré ese día. Ir a ver al cuentista francés que quiero ver desde hace tanto. Es su última presentación dicen, será motivo para ir a verlo finalmente y cuimplir con algo que tenía planeado desde hace mucho.




¡Cruel desganalidad, deja este cuerpo decadente que otrora despedía energía por doquier!

Suena más huachafo...pero es así.

11 julio 2008

Julio cantor

Estos días han sido más fáciles, aunque con pequeñas complicaciones. Más por las actividades extra académicas y porque aún sigo desordenada. Igual, nada me impide hacer dos de las cosas que más me gustan: dormir y cantar.

Dormir largo y tendido es rico, me encanta y aunque muchas veces pierda todo un día porque ando recuperando fuerzas entre amanecida y amanecida, no me arrepiento y duermo todo lo que quiero. No es que sea una holgazana, aunque muchas veces podrían taggearme con ese calificativo, pero sí disfruto mucho mis horas de sueño. Cuando no son interrumpidas por obligaciones suelen ser hasta de 10 y 12 hras. Muchos no estarán de acuerdo en que me pase la vida durmiendo. Francamente, como muchas veces digo, me vale un comino. Yo hago lo que quiero.

Los otro es Cantar. Cantar es algo que una vez de chiquita sentí que me 'prohibieron' hacer. Y no es que me hayan dicho: "Chabe, no puedes seguir cantando", sino fue algo que me dijo alguien que ya no está conmigo, pero siempre lo tengo mente y lo extraño horrores. Me dijo: "Voz de cuervo, deja de cantar".

Ahora que lo leo me da risa, pero cuando uno tiene cinco años de hecho que te intimida, ¿no?. Recuerdo que me dio mucha vergüenza en ese momento, pero igual seguí cantantdo. Menos que antes y en voz baja para no molestar.

Nunca fui muy pretenciosa y cuando estaba en el colegio comenzaron a hacer pruebas para el coro a las cuales no me presenté porque aún tenía la idea de 'la voz de cuervo', eso hasta 5to de primaria cuando OBLIGARON a todo el salón a cantar y nos clasificaron por voces. Para mi sorpresa no se rieron de mí, aunque con vergüenza canté bajito. Comencé a agarrar confianza y ya cantaba más alto e incluso entré al coro al que antes no había querido audicionar.

Luego, en el otro colegio, ya más grande pero con las inseguridades de la adolescencia, ni quise hacer el intento porque mi cabeza andaba en otra parte tratando de nivelarse en lo que era inglés y computación. Cursos en los que el otro colegio había sido mezquino y que ahora tenía que nivelarme con las demás.

Y así pasaron los días hasta que una vez, para una tarea de literatura creo, teníamos que hacer una canción. No conocía bien a las que eran de mi grupo, y no sé como canté un pedacito de la tonada y me salió bien supongo porque me parece recordar una reacción de sorpresa. Aunque fácil era porque por esos días, a diferencia de ahora, yo era más callada y tímida. Era lógico, era la nueva del colegio y aunque no era desconocida o antisocial en mi anterior colegio, es un hecho que pasar a un grupo tan grande donde TODAS se conocen desde chiquitas, hacían que fuera más reservada y tímida. En fin, cosas del Orinoco...o más bien cosas mías.

El hecho es que cantaba en secreto y así hasta cuando comencé a ir al coro de la iglesia por iniciativa de una amiga que ahora que lo recuerdo no cantaba ni michi. Así es, cantaba en la iglesia y es curioso porque varias cosas comenzaron a raíz de eso. Mi primer enamorado (ojo, no fue mi primer amor) lo conocí ahí y también cantaba, aunque ahora recuerdo que zucumbió al mundillo chollywoodense y creo que terminó siendo en alguna oportunidad un chicherito de paso sin fama ni gloria.

Recuerdo que en una oportunidad, en el cole de un profesor muy querido y gracias al que conocí a una de las personas más importantes para mí aunque no sea recíproco, me hizo probar el nuevo equipo que había adquirido este colegio para hacer sus grabaciones. Y bueno pues, canté una estrofa casi completa. Me felicitaron los que estaban ahí. Parece que lo hice bien, pero no terminé de cantarla porque me daba roche. Los fantasmas de 'la voz de cuervo' creo.

Para mí es un calvario estar afónica porque no puedo hacer lo que me gusta. Cantar para alegrarme, para desestresarme. Creo que consumo un kilo de limones cuándo estoy sin voz e intento que regrese por milagro, que por cierto no sucede. Sé que el hecho de fumar también me hace daño y eventualmente me impedirá hacer algo que me gusta harto, pero ya estoy tratando de deshacerme de ese vicio. Y aunque me digan que canto mal, ahora con más seguridad y sin fantasmas, lo seguiré haciendo.
No soy una pro, ni intento serlo. Sólo canto lo que me gusta.

01 julio 2008

La protagonista frustrada

Había una vez una niña a la que le gustaba soñar. Era de esas niñas que en vez de vivir las cosas como realmente son, prefería actuar. Todo, con tal de hacer la historia más interesante.

Su vida se iba desarrollando, entonces, como la trama de una telenovela en la que ella era la protagonista por cierto. Como protagonista de la novela, su novela, tenía la "necesidad" de andar sufriendo (porque sino no hay rating y nos cancelan). Se sentía bien siendo el centro de todo, de ser la reina del show.

De pronto un día, sintió que ya no era la estrella del prime time y se dio cuenta que no le gustaba el papel de actriz secundaria en el que había caído. ¿La solución? Simple, se autodefinió como la guionista de la telellorona y, tal como hacen con los recalentados, rebuscó entre las antiguas tramas que habían sido un éxito dentro de los invisibles televidentes y revivió uno de los dramas para así ser de nuevo la protagonista su propia novela y dejar, nuevamente de lado, a los demás colaboradores. La necesidad de ser el foco, de ser la estrella del show, de ser la atención de todos, de ser la historia principal, la había llevado a recrear algo que realmente no era. Armó todo un disfuerzo por seguir siendo el centro de atención.

Una noche mientras se preparaba para el siguiente capítulo, tuvo un viaje a la realidad y notó, con cierta vergüenza por su comportamiento, que todo había sido en vano. Vio que al final no importa si es o no el centro de atención porque al final siempre tiene gente que se preocupa por ella de verdad y que no es necesario ser la protagonista sino que es necesario que ella siempre sea como es (la mayoría de veces) porque de lo contrario hay un desequilibrio. Es así que decidió dejar el trabajo de guionista y dejar que la trama fluya naturalmente.

Ahora, ella se deja de majaderías y berrinches y da un paso al costado para que los demás personajes se comiencen a desarrollar y a tomar el protagonismo que realmente merecen. Y no es que aquella niña, ahora casi adulta, sea mala o egoísta, sino que está malacostumbrada y trató, con poco éxito a decir verdad, manipular a los de su entorno sin saber bien ella qué es lo que ganaba con eso.

Todo está normal. Ella seguirá soñando, pero ya no tratará de ser la única protagonista...no al menos de esa forma.