Pues eso: dolores en el corazón y alcohol en la sangre no son buenos juntos. Eso es un hecho comprobado por mí en estos últimos meses. Una vez más siento que he tocado fondo. El sentimentalismo y la falta de mi familia me vuelven loca y me hace ser más estúpida que nunca.
Innúmeras girombas pasaron desde que todo terminó y hasta fue reanimadora esa sensación. O sea, para una persona que se estaba sintiendo un cocôzinho que no valía nada...pues fue un acto totalmente revitalizante. Sin embargo, no solo de contacto físico vivimos, no? Y al encontrarme enjoada de tanta mierda vacía he decidido que se acabó esta etapa.
Me volveré ciega, sorda y muda en esos menesteres de soltera pues creo que me desvío de mis planes. No me dedicaré sino a mí. A buscar mi norte, a cuidarme, a engreirme, a quererme y es que dentro de mi "agitada" vida, siempre me olvido de pensar del "largo plazo" y acabo conformándome con lo inmediato y fútil de la vida.
Y es que mi felicidad no es uniforme, sino por lapsos. Solo a esta hora y la falta de horas de sueño me llevan a concluir esto.
Quiero descansar. Dormir seguido y sin interrupciones. Amanecer sin dolor de cabeza ni con una sed desgraciada y mucho menos sin saber dónde quedó mi último par de lentes de contacto.
Leyendo de nuevo el título, comienzo a pensar en la Lola y su visita de este año. Me acuerdo en lo bien que me hizo tenerla por acá y en como me trajo de vuelta al mundo. Creo que mi dosis de energía se está acabando y el saber que pronto estaré en casa me deja más loca aún. Es como si fuera una reacción sin control...como cuando un adicto se queda sin su dosis. Como cuando Dr. House paró con su Vicodine...locura, locura, locura.
Simplemente me pido a mí misma lo siguiente: "Mí misma, aguanta un poco y calma...sino no vas a llegar".
