30 septiembre 2009

Entre líneas...solo rayitas.

Il y a été beaucoup de temps depuis que j'ai essayé l'écrit en français. Mais maintenant est l'occasion idéale et on va profiter "la facilité" d'avoir tant de langues en connaissance pour éviter que quelque curieuse s'informe mes jours dans cette ville que je commence aimer...

Tabarnac!

Es muy difícil expresar, pero no entender. La verdad no soy difícil de entender. Soy lo más transparente posible, aunque varios de los que leen clandestinamente este post y aseguren conocerme no coincidirán conmigo. A esas personas que proclaman conocerme a fondo y dedican minutos de sus aburridas y patéticas vidas para leer y releer y buscar entre líneas lo que está más claro que el agua, a aquella gente que no tiene nada más que hacer que entrar a mi blog para husmear en él y luego, como para darle sazón a sus monótonas existencias, recurren a inventarse historias sobre mis andadas (patoaventuras, como yo les llamo) recreadas en medio de fantasía y recargadas del sentimentalismo con el que siempre escribo...a todos ellos les digo -o le digo, porque es probable que tenga solo un lector(a) que se calzó el saco y le quedó entallado-: "Leave Britney alone!" (je). Nada. Agradezco el esfuerzo fallido de querer embarrarme. Y una cosa más: soy feliz en Río y sé que lo seré más de acá a unos años.

Todo va viento en popa y sobre ruedas. Amanecer con una sonrisa a pesar de tener clases a las 7am no es algo que pensé que pasaría, pero así me pasa. Y la verdad es que ahora me siento bien.

Prometo de ahora en adelante más patoaventuras. Sino ya se aburren, aunque...c'est toujours la même curieuse qui est collée en ce que je fais.

03 septiembre 2009

Trying to get physical

(Luego de un cambio en el fondo rosa...)

Me desnudo como de costumbre antes de entrar a la ducha, mientras dejo que el agua vaya calentándose. Veo con desconfianza la balanza blanca y decido arriesgarme a subirme a ella para darle una cifra a mi descuido.

Antes de ello, me miro al espejo y veo mi la flacidez de mi abdomen. Es desagradable a mis ojos (y probablemente a los de cualquier posible espectador). Hombros gordos, brazos gruesos, espalda grasienta. Definitivamente no siempre fui así. Tampoco digo que haya sido una Miss Fitness, pero nunca me sentí tan mal con mi apariencia y mucho menos, jamás le tuve tanto miedo a la balanza. Ella no mentiría y me diría el verdadero volumen de mis formas.

Un paso y sin mirar hacia abajo. Siento el movimiento de la váscula. Respiro hondo. Bajo la mirada y no estoy alucinando: 69.5 kg de vergüenza.

Si me conocen físicamente, no diría que vengo en tamaño familiar. Lo que haciendo cálculos nos lleva a casi 20 kg de sobrepeso en mi pequeña, pero redonda humanidad. Me sentí una Sherman Klump, mientras el vapor del agua invade el pequeño baño.

Horas de meditación y aceptación o más bien reflexión sobre cuál sería mi plan. ¿Dietas? ¿Pastillas? ¿Vomitivos? ¿Ayuno? ¿Anorexia? ¿Bulimia?...¿Ejercicios? Es lo que menos me da miedo, además de las dietas que nunca suelo cumplir ni completar...ni comenzar.

El problema mayor con ejercitarse es la iniciativa y las ganas de comenzar una rutina y sobre todo cumplirla con periodicidad. Con todo eso pensado y con la voluntad de reducir mis dimensiones, me vestí mientras sentía el clarear de la mañana.

Mp3, gorra, llaves. Abro la puerta, siento la garúa y no dejo que sea excusa. Estoy dispuesta a cumplir. Día 1, gratificante y sudorosito. Más rica sensación, imposible.

Ahora tomo una IncaKola.